Los seguros de viajes para entidades cuentan con las mismas coberturas que los seguros dirigidos a particulares, junto con otras específicas vinculadas a las características de los viajes profesionales. Y, al igual que sucede con los seguros dirigidos a particulares, la reciente pandemia de COVID-19 ha demostrado lo valioso que resulta contar con uno de estos seguros antes de iniciar un viaje.

Las aseguradoras han adaptado las coberturas de los seguros de viaje a las necesidades derivadas de las situaciones que hemos vivido. Así, a las coberturas más comunes de asistencia sanitaria, repatriación (sea o no por causas sanitarias), pérdida de equipaje, prolongación de la estancia, regreso anticipado, o responsabilidad civil, se pueden añadir otras como los gastos de cancelación del viaje, cobertura de cancelación por causas extraordinarias (fenómenos naturales extremos), desplazamiento de familiares por enfermedad o accidente, asistencia jurídica, envío de medicamentos o envío de dinero, además de otras específicas para los viajes de trabajo, como la cobertura de gastos por sustitución del trabajador.

En función de las necesidades de cada entidad, para los desplazamientos de menos de 90 días de duración, puede optar por contratar seguros de viajes puntuales, si los viajes no son muy frecuentes, o contratar una póliza de duración anual si los viajes son habituales. En caso de desplazamientos de larga duración (superiores a 90 días) podemos negociar una póliza adaptada a las largas estancias.

Con la pandemia, los viajes de trabajo se redujeron de forma notable, siendo reemplazados en muchas ocasiones por soluciones tecnológicas. Sin embargo, los desplazamientos laborales siguen siendo insustituibles en muchos casos, y por lo que es importante hacerlo contando con un seguro con las coberturas apropiadas. Para ello, lo mejor es elegir a un mediador cualificado, que buscará para la entidad, el seguro más adecuado a las necesidades de cada viaje.